viernes, 10 de mayo de 2013

Mares, desafío urgente de gobierno


La pesca en México la llevan a cabo cerca de 100 mil embarcaciones, de las cuales 3,000 son barcos industriales o de altura y el resto lanchas (pangas) de pesca artesanal o ribereña, que operan en el territorio nacional marino y patrimonial, 2.3 veces más grande que el territorio terrestre.   El sector emplea a unas 250,000 personas, y representa poco más de la mitad de un milésimo del PIB nacional. Su valor total  (excluyendo acuacultura)  ronda apenas los 10 mil millones de pesos, y el volumen de captura, obviamente de especies silvestres, asciende a un millón de toneladas anuales. Cerca del 60% de la pesca es ilegal, es decir, contraria  a la Ley de pesca y Acuacultura Sustentables, a su reglamento y a 39 normas oficiales vigentes; es decir, se practica sin permiso, con artes de pesca prohibidas, en zonas y épocas de veda, sin registro, y sin respeto a las tallas de los especímenes capturados (IMCO. 2012. La Pesca Ilegal, una Barrera a la Competitividad).  La Comisión Nacional de Pesca (CONAPESCA) carece de autoridad y capacidades para regular y controlar al sector, con sólo 200 inspectores mal pagados y 60 lanchas para todo el país. Más del 70% del presupuesto del presupuesto gubernamental se dirige a subsidiar la sobrexplotación pesquera por la vía de combustibles, motores y otros activos; además de que los pescadores están exentos de pagar IVA e ISR  (cooperativas). Los subsidios totales se estiman en alrededor de 2,500 millones de pesos - la cuarta parte del valor que aporta el sector.
Por su parte, la Secretaría de Marina no tiene el equipamiento ni el personal suficientes, tampoco facultades integradas para vigilar, inspeccionar y promover sanciones. Las capacidades de PROFEPA son virtualmente testimoniales, mientras que SEMARNAT se desentiende. El 20% de las pesquerías mexicanas están colapsadas por sobre-explotación, y casi la mitad están siendo explotadas al máximo. El Pacífico Central en general y la pesquería de camarón en Campeche son ejemplos de deterioro extremo de recursos marinos. (ver Arreguín y Arcos. "La Pesca en México: estado de explotación y uso de los ecosistemas." Hidrobiológica 2011, 21, 3 ). Los impactos ecológicos son cada vez mayores por el excesivo esfuerzo pesquero y el uso de artes de pesca (tecnologías) altamente depredadoras, lo que conlleva a la extinción inminente de numerosas especies, incluyendo tortugas, mamíferos marinos y tiburones, ente otros. En especial, la pesca ribereña sin control tiene consecuencias mucho más allá de los recursos objetivo, ya que opera en áreas someras donde se desarrollan individuos juveniles de muchas especies, y donde la fragilidad de los ecosistemas es mayor. La sobrexplotación de una especie en particular hace que derrumben complejas relaciones tróficas o cadenas alimentarias en los ecosistemas marinos.
México contempla pasivamente la inmolación de sus mares a la incuria, en una extendida tragedia de los recursos comunes (siempre, Garret Hardin). Es urgente que el gobierno de EPN tome decisiones para construir un sistema funcional de gobernanza en mares y costas, como: crear una entidad de gobierno y regulación eficaces, sea unaAgencia descentralizada o una subsecretaría dentro de SEMARNAT, lo que ayudaría a dotar a esta última de nueva sustancia y contenidos; fundar una Guardia Costera (o Policía Única en el mar)  con facultades integradas de inspección, vigilancia y ejecución, a partir de elementos de la Secretaría de Marina; implantar derechos de propiedad en el mar, por medio de concesiones territoriales a largo plazo (TURF´s), y cuotas comercializables de pesca (ITQ´s), para lo cual es necesario modificar la legislación; multiplicar Áreas Naturales Protegidas marinas como parques nacionales y reservas de la biósfera; reorientar los presupuestos a la pesca, hacia la reconversión a otras actividades eliminando los subsidios a combustibles y motores; y,  establecer un sistema de certificación de productos pesquerossustentables. O el colapso.



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