viernes, 3 de mayo de 2013

Barbarie ecológica y embargo comercial


México no está para otro  estigma, que además de la violencia delictiva, sea abierto por un negro rejón en nuestra reputación y prestigio internacional. Es preciso reaccionar.  Después de tantos meses, ya es tiempo para las autoridades ambientales del país. Y con urgencia; ante la gestación de un embargo comercial a México por nuestra incapacidad de respetar convenios internacionales y leyes nacionales. 
El exterminio de especies marinas protegidas por parte de pescadores mexicanos ha llamado intensamente la atención en los Estados Unidos. Ya gobiernos anteriores (y al parecer el actual también) han asumido con un suspiro desdeñoso la extinción de la vaquita marina en el Alto Golfo de California. Y ahora, también, de las más importantes poblaciones de tortugas marinas que desovan en las playas de Baja California Sur, en el amplio Golfo de Ulloa que se abre hacia el Pacífico. Carecemos de la voluntad, de las instituciones, y de los instrumentos necesarios para gobernar eficazmente mares y costas del país. La pesca industrial y artesanal se desarrollan en gran medida con impunidad ecológica a través de un esfuerzo pesquero excesivo, artes de pesca depredadoras y prácticas insostenibles, y promovida por subsidios irracionales. El impacto ambiental es dramático.
La muerte de tortugas caguama o amarillas,  negras,  golfinas, y de carey ha aumentado en la región más de 600% en los últimos años. En 2012 fueron reportadas 2,250 tortugas muertas, sólo una fracción de la cifra real. La causa: enormes redes agalleras o de enmalle tendidas por los pescadores frente a las costas, en las cuales son atrapados, asfixiados  y muertos miles de ejemplares de mamíferos y tortugas marinas. Estas últimas, al intentar desovar en las playas mexicanas después de un extenuante viaje por todo el Pacífico desde las costas de Asia. El Grupo de Expertos de Tortugas Marinas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) ha manifestado ya en una carta  al presidente Enrique Peña Nieto, su aguda preocupación.
A través de un report

e elaborado para el Congreso de los Estados Unidos, el Servicio Nacional de Pesquerías Marinas (NFMS), dependencia de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), identificó a México como la única nación que captura especies protegidas, refiriéndose a la captura y muerte de tortugas marinas en el Golfo de Ulloa, Baja California Sur. Lo que sigue,  es un procedimiento para establecer  sanciones comerciales a México, similares a las impuestas  por la muerte de delfines en las redes atuneras. El gobierno estadounidense reconoce que las cifras reportadas por el gobierno mexicano sólo son la punta del iceberg, y que en realidad la mortandad de tortugas es mucho mayor. México viola la ley de moratoria a la pesca con redes de deriva en altamar.
Todo esto es un síntoma más de des-gobierno en los mares y costas mexicanos; territorio que es una verdadera torre de babel jurídica; de muchos y de nadie en términos institucionales. Ley Federal del Mar, Ley de Bienes Nacionales, Ley de Pesca y Acuacultura Sustentables, Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente. SEMARNAT, SEMAR, CONAPESCA,  CONANP, PROFEPA... la tragedia de los recursos comunes, falla estrepitosa de gobierno. Los pasivos y tensiones se acumulan y son insostenibles. SEMARNAT debe asumir responsabilidad de inmediato sobre lo que ocurre en el Golfo de Ulloa, además de  promover a su interior la creación de  la Subsecretaría o Agencia Mexicana de Mares y Costas. Hay ahí suficiente capacidad disponible para ello.

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