viernes, 10 de agosto de 2012

¿Subsidios o educación pública?


¿Mantequilla o cañones? cuestionaba con delirio perverso Goebbels durante los aciagos años del nazismo en Alemania. La multitud enardecida gritaba ¡cañones! Así se legitimó en las plazas públicas, con mítines de coreografía monumental, y en marchas y manifestaciones,  la tormenta de guerra Totaler Krieg.  Los mexicanos tenemos ahora un dilema - afortunadamente en otro orden de cosas - que puede plantearse también con una pregunta: ¿Subsidios  o educación pública?  La respuesta fáctica del gobierno, de medios de comunicación, de amplios sectores de opinión, y de la izquierda, tal como se manifestó en la pasada contienda electoral, ha sido: ¡Subsidios!   El dilema es inevitable, por los montos o presupuestos astronómicos involucrados, por la debilidad fiscal del Estado, por la situación preocupante del sistema educativo nacional, y por el fuerte gasto que requiere para ser solventada. Y desde luego, por que la respuesta entraña alcances definitivos para el desarrollo de México en términos de capital humano, productividad y disminución de la pobreza,  competitividad,  crecimiento económico a largo plazo, y  sustentabilidad climática, urbana y ecológica.
El aterrador desenlace de la respuesta nazi es conocido. De la nuestra empezamos a ver ya sus propios signos ominosos, en la baja calidad  del sistema educativo nacional, particularmente en los estados más pobres  como Oaxaca, Chiapas  y Guerrero; en la escasa cobertura de educación superior consecuente con las demandas del aparato productivo nacional; y en el creciente número de jóvenes rechazados inconformes por no alcanzar un sitio en las universidades públicas. El presupuesto total ejercido en educación por el gobierno federal  en 2011 fue aproximadamente de 230 mil millones de pesos, el cual se destinó a educación básica, media, media superior, y superior. En más de un 34% se ha ido a cubrir salarios de maestros (servicios personales), que de todas formas son muy bajos (entre 6 mil y 12 mil pesos mensuales en promedio); el 60% representa otros gastos corrientes, y sólo el 6% es inversión.
En un contraste que golpea a la razón pública, el gobierno federal asignó en ese mismo año (2011) presupuestos muy superiores al de educación para diferentes subsidios que promueven el derroche energético, la emisión de gases de efecto invernadero, la expansión urbana de cada vez más baja densidad, y la destrucción de la biodiversidad del territorio nacional tanto en tierra como en el mar. Es decir, el gobierno federal gastó 166 mil millones para subsidiar gasolinas y diesel automotrices, 84 mil millones para subsidiar la electricidad y 39 mil millones para el gas LP. Por su parte, regaló más de 17 mil millones de pesos en los programas PROCAMPO y PROGAN cuya consecuencia es la inducción de la deforestación; y, más de 915 millones de pesos para subsidiar (subsidio sobre subsidio) el diesel y la gasolina utilizados por embarcaciones pesqueras. Esto último hace viables un esfuerzo pesquero excesivo y la sobrexplotación de los recursos, y la permanencia de prácticas y artes de pesca de gran poder de depredación sobre los ecosistemas marinos.  Los subsidios anteriores, en total, sumaron en 2011, 306 mil millones de pesos, cantidad 33% mayor al gasto federal total en educación, casi once veces mayor al presupuesto anual de la UNAM,  y equivalente a casi el 12% del gasto público programable.  Se estima que para 2012, el monto total de los subsidios señalados sea al menos un 30% mayor, dada la tendencia esperada en los precios internacionales del petróleo: sólo en el primer semestre del año 2012, el subsidio a gasolinas y diesel superó los 120 mil millones de pesos.
El agravante es que todos estos subsidios tienen consecuencias regresivas sobre la distribución del ingreso; benefician más a los grupos y sectores más ricos de la población, tanto en las ciudades como en el sector rural. Sobre el PROCAMPO hay estudios oficiales al respecto, y sobre los energéticos, vale la pena consultar un excelente trabajo de John Scott del CIDE, denominado ¿Quién se beneficia de los subsidios energéticos en México?  que será publicado próximamente; al igual que los resultados ofrecidos por Paul Segal en El Petróleo es nuestro: La distribución de los ingresos petroleros en México, publicado en 2011 por el James A. Baker Institute for Public Policy. Ojo: los subsidios son un pésimo instrumento para (supuestamente) controlar la inflación; esa es tarea del banco central y de la política monetaria.


La pregunta sobre qué preferimos: ¿subsidios o educación pública? va a gravitar cada vez con más estruendo sobre nuestras cabezas, en algún momento habrá que cambiar la respuesta, preparándonos para procesar la reacción de los intereses creados, o de la simple pero airada ignorancia.  Por cierto: una vez pasada la temporada electoral, ya nadie se acuerda de la evaluación universal en educación, ni de la penosa calidad del sistema educativo nacional.... curioso ¿no?

3 comentarios:

  1. Interesante perspectiva entre "subsidios vs educación".
    Considero +1 con ud que la educación es en la practica la solución a los grandes problemas que afrentamos los Mexicanos.

    Aunque considero que nuestra educación apresar de las nuevas normas "chungas" implementadas tal como la "evaluación universal" es necesaria una "evangelización" tipo inyección de lo que es el civismo.

    El civismo como "minimo común denominador" en todos los niveles de educación. He observado de cerca diversas culturas en como es transmitido el conocimiento y tristemente aun estamos lejos de tal grado culturalmente civico.

    Lo alentador de todo esto, es que hay mucho trabajo que hacer, en ello estamos muchos trabajadores que estamos comprometidos en la formación cubriendo tambien las necesidades no solo del "saber y del saber hacer" si no tambien del "ser".
    Soy UTSV.
    Un abrazo fuerte

    ResponderEliminar
  2. el discurso que manejó en los debates (único lugar con un banquito desde el cual se asumió como "candidato ciudadano", permítame la risotada) fue más fascista que la imagen que puso allá arribita. Un saludo, ojalá pueda dormir tranquilo tras haber dado cabida a un partido que sangra, precisamente, el esfuerzo de muchos mexicanos.

    ResponderEliminar
  3. Ing. Quadri,resulta interesante su reflexión respecto al gasto excesivo en los subsidios, es de reconocer que se ha convertido en una practica electoral, en donde no se salva ningún partido político, hemos sido testigos de la alternancia en el poder y todo siguió igual, solo que en manos diferentes,incluso en muchos de los casos se observo un retroceso, sera que es el destino de los mexicanos de no darles la oportunidad real de contar con un sistema educativo competitivo,innovador, moderno acorde a su tiempo, de oportunidades y de inversión publica, resulta muy cómodo buscar culpables, para no enfrentar con sentido de corresponsabilidad, lo que hemos hecho mal todos, solo en momentos políticos ó por intereses del gobierno en turno, se señalan y se atacan las supuestas fallas en educación desde una óptica cómoda e irresponsable, y que decir de los medios de comunicación que se convierten en sus mejores aliados, ciertamente Ing, falta el verdadero proyecto de nación que destierre el paternalismo y convierta a su población, en verdaderos entes productivos y auto suficientes, y eso, solo se logra con educación de calidad, saludos.

    ResponderEliminar