jueves, 16 de febrero de 2012

Razones



§  El sistema mexicano de representación política a través de los partidos necesita con urgencia oxigenarse y nutrirse de nuevas ideas y compromisos, de ponerse en sincronía con los nuevos tiempos globales y con los desafíos que el desarrollo de México enfrentará en esta primera mitad del siglo.
§  Es imperativo enriquecer el debate público en los procesos electorales, construir y contrastar contenidos, visiones, principios y datos duros. Los ciudadanos exigen seriedad, y ser tratados como adultos. Exigen proyectos alternativos que sean confrontados con civilidad, respeto e inteligencia, dejando atrás la corrección política y un lenguaje hueco que sólo abona a los lugares comunes, al fetichismo ideológico y a un costoso retardo en la pedagogía colectiva. El consenso sobre un mínimo común denominador nos atasca; el mundo es complejo, y requiere de definiciones. México reclama abrir el debate electoral a esta discusión. La confrontación respetuosa e informada de ideas y propuestas no polariza, esclarece y fortalece a nuestra democracia.
§  Venimos por más políticas y menos política. Con seriedad y responsabilidad, con argumentos y datos que esperamos sean contrastados en esta campaña por los colegas candidatos que compiten en esta elección presidencial.
§  Así, con información, argumentos y las propuestas concretas de política que México demanda, construiremos el proyecto común, en una nueva alianza de todos, para una economía sostenible y competitiva, moderna y abierta al mundo. Una economía exitosa y próspera, basada en una educación pública de alta calidad; en una inversión privada dinámica que genere los empleos productivos que los jóvenes esperan; en inversión del Estado en bienes públicos e infraestructuras estratégicas; en el restablecimiento del estado de derecho, la seguridad y la legalidad; en el acceso a universal a la salud; en la libertad de empresa y la competencia; en la libertad individual; en la igualdad de oportunidades para todos;  y por supuesto, en nuestra soberanía energética con creciente eficiencia  y uso de energías renovables; en la conservación y restauración de nuestro patrimonio ecológico en tierra y en el mar; y en ciudades sustentables y competitivas con alta calidad de vida.
§  Para eso, ni más, ni menos, vamos por una nueva alianza con todos. Sin enconos, sin descalificación a nuestros colegas candidatos de otros partidos, con responsabilidad y seriedad, sin divisionismo, ni polarización, e invitando a todos a un diálogo y a un debate que aunque deba ser enérgico, sea también respetuoso y constructivo.
§  Para eso entro en esta campaña para ser Presidente de México. En una nueva alianza con los maestros y los jóvenes, los empresarios, los empleados y trabajadores de la industria y los servicios, con todos los habitantes de nuestras ciudades, con los agricultores, propietarios de tierras rurales, ejidos y comunidades, y con los gobiernos locales, y  los trabajadores del mar.
§  He sido crítico y analista de políticas públicas, de gobiernos y de partidos. He dedicado buena parte de mi vida a ello. Soy ingeniero civil, también soy economista. He sido funcionario de nuestro banco central, maestro, fundador y activista en movimientos sociales, funcionario del gobierno de la ciudad de México, funcionario del Gobierno Federal, directivo de organismos empresariales,  directivo de una empresa internacional, consultor, analista, y comunicador en medios escritos y electrónicos. He criticado a los políticos y a los partidos por la falta de ideas, cerrazón a los ciudadanos, y por sembrar la discordia y la división entre los mexicanos., también por su ineficacia y falta de compromiso. Nuestra democracia, vibrante, no ha logrado traducirse en una democracia con resultados.
§  Ahora Nueva Alianza nos abre las puertas y nos ofrece esta oportunidad inédita, y plantea un reto político real, y formidable. Lo acepto y lo asumo con agradecimiento y entusiasmo. Si queremos que las cosas cambien, tenemos que ayudar nosotros a cambiarlas. La Nueva Alianza  es contigo, con los ciudadanos.


PUNTOS PARA UN MÉXICO COMPETITIVO Y SOSTENIBLE

§  Modernización del sector energético, convertir a PEMEX en una empresa de participación estatal mayoritaria, con inversión privada, transparente, y competitiva. Ahí está el modelo Petrobras, y muchos más.
§  Apertura del sector eléctrico a la inversión privada en energías renovables para servicio público, y soporte con incentivos económicos a las generación de electricidad con fuentes renovables.
§  Reforma fiscal para liberar a Pemex y fortalecer los ingresos del Estado con el objetivo de combatir la pobreza fortaleciendo los programas que hasta ahora han demostrado ser exitosos, y desarrollando nuevos esquemas de transferencia que realmente hagan menos desigual la distribución del ingreso.
§  Reorientación de los subsidios y precios a los energéticos hacia el financiamiento a sistemas de energía renovable, transporte público, vivienda para ciudades sustentables, y para financiar una reducción de los impuestos a los trabajadores, empleados y empresas con la finalidad de incentivar la inversión, el empleo y el desarrollo económico.
§  Nueva Alianza para la calidad educativa y fortalecimiento de la educación pública, extensión de la jornada escolar en las primarias, modernización tecnológica e inglés, sistemas transparentes y equitativos de evaluación a los maestros, sistemas transparentes de medición del desempeño escolar, becas y estímulos a los mejores maestros y estudiantes, y participación activa de los padres de familia en la escuela como célula de integración, cohesión  e identidad social y comunitaria.
§  Más instituciones educativas técnicas y universidades públicas de calidad, competencia y productividad de egresados, desarrollo tecnológico e incubadoras de empresas en las universidades e institutos tecnológicos públicos, acoplamiento al mercado de trabajo y a la dinámica de la inversión privada; única manera de abatir el desempleo y asegurar un futuro promisorio para los jóvenes.
§  Nueva alianza para el campo a través de reformas profundas a los esquemas de subsidios y apoyos, con la finalidad de reconstruir el capital natural de México y conservar sus ecosistemas, promover la productividad y el combate a la pobreza.
§  Nueva política de vivienda y banca de desarrollo para lograr ciudades sustentables y competitivas, compactas, diversas, con espacio público y servicios de calidad, movilidad eficiente y transporte colectivo.
§  Reforma a las políticas y subsidios en la pesca, con el objeto de conservar los recursos naturales y la biodiversidad en los mares mexicanos, combatir la pobreza, y asegurar una producción sostenible y eficiente de productos pesqueros.
§  Transformación de México en una verdadera potencia turística, con una marca de calidad ecológica, aprovechando las extraordinarias ventajas competitivas naturales, culturales, urbanas, arqueológicas e históricas, y maravillosos valores escénicos y paisajísticos, y áreas naturales protegidas, y respetando las leyes y normas ambientales en la construcción de infraestructura. El turismo será pivote y se reforzará mutuamente con la conservación del capital natural de México, y con un desarrollo sostenible a largo plazo.
§  Seguridad pública eficaz, reconstrucción del estado de derecho y la legalidad en todo el país, transformación de las policías municipales y estatales, desarrollo y fortalecimiento acelerado de una Policía Federal de clase mundial, lucha sin cuartel contra el crimen organizado.
§  Libertad individual, derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo, libertad y reconocimiento cívico y legal a parejas del mismo sexo, y análisis serio de escenarios regionales para la despenalización y regulación estricta de la producción, comercio y consumo de drogas. Sistema eficaz para la prevención de las adicciones.

viernes, 10 de febrero de 2012

Subsidios: exigir a los candidatos pronunciarse

No debe permitirse a los candidatos transitar al día de la elección con un discurso vacuo. Los ciudadanos hemos permitido que se nos trate como párvulos que reaccionan sólo ante estímulos visuales, percepciones subjetivas sobre la personalidad de candidatos, simbologías mercadotécnicas, y frases prefabricadas en torno a lugares comunes. Nuestra aversión al conflicto es casi genética; como lo ha señalado recientemente Joaquín Villalobos en su brillante ensayo publicado por Nexos. Pero el conflicto y la confrontación abierta son indispensables, en el marco de la ley, tanto para derrotar al crimen organizado como para avanzar con ideas tangibles hacia una democracia con resultados. Exijamos a los candidatos confrontar ideas, y entrar al debate público con argumentaciones coherentes. Sobre todo, en uno de los temas torales de la agenda nacional, donde se anudan definiciones sobre política fiscal, energética, de distribución del ingreso, urbana, ambiental y climática, y aún de competitividad, empleo, inversión y desarrollo económico. Se trata de los subsidios a los energéticos.
Ya un candidato se ha pronunciado enfáticamente por mantener y acrecentar todos los subsidios, aunque no le cuadre la aritmética del gasto público y la recaudación... Allá él, pero es un avance. Tal vez eso le haga ganar la elección, junto con sus otras propuestas sugerentes (por decir lo menos) de construir refinerías que perderían dinero, hacer un sólo gran monopolio en petróleo y electricidad, construir trenes "bala", eliminar el IETU, y  resucitar Luz y Fuerza para entregarla al SME.
Al pronunciarse sobre los subsidios, los candidatos deberán ensamblar una narrativa integrada, que seguramente complicaría sus estrategias de campaña, pero que sería indispensable para la funcionalidad adulta de nuestra democracia. Tendrían que advertirnos que somos el único país de la OCDE que subsidia los combustibles automotrices, y que en América, por ello nos equiparamos a Venezuela y a Ecuador. Deberán hablar de su monstruoso volumen, que entre gasolinas y diesel, y electricidad supera en promedio 250 mil millones de pesos, lo que representa casi el 7% del gasto público y supera el 1.5% del PIB. También, de su obsceno costo de oportunidad; ya que estos subsidios rebasan en 20% al gasto total en educación; superan a los presupuestos combinados para salud, defensa, seguridad, y ciencia y tecnología; significan casi cinco veces el presupuesto de medio ambiente y agua; y, sobrepasan a los presupuestos conjuntos de comunicaciones y transportes, desarrollo social, marina, y procuración  de justicia. Deberán decir que de mantenerse, en diez años el gobierno se verá imposibilitado de pagar las pensiones (como lo ha señalado Carlos Urzúa, director de la Escuela de Graduados en Administración Pública y Política Pública del ITESM). Tendrían que revelar su injusto impacto social, en la medida en que, especialmente los subsidios a los combustibles automotrices, son apropiados en su gran mayoría por los deciles más altos de ingreso. De hecho, deberán reconocer que cada narco-camioneta SUV de ocho cilindros (como las que seguramente utilizan) recibe un subsidio mensual promedio de 1,840 pesos, mientras que una familia muy pobre de cuatro integrantes recibe al mes apenas 1,480 pesos del Programa Oportunidades, de acuerdo a la misma fuente. Hablarían  de los perversos efectos ambientales y climáticos de los subsidios, que al promover el derroche y la ineficiencia energética son el principal motor que hace crecer a las emisiones de gases de efecto invernadero. Nos harán ver la lógica obtusa de los subsidios en un país cuyas reservas probadas de petróleo disminuyen, y que en algunos años se convertirá en importador neto de crudo. Ya sobre este aceitado carril argumentativo, les pediremos que se pronuncien sobre qué hacer con los recursos liberados, y también, que opinen sobre un carbon tax a los combustibles automotrices, que llevaría sus precios a niveles como los que se observan en Brasil, en Perú y en países Europeos (lo cual recaudaría unos 600 mil millones de pesos).  Esperaríamos que entonces, propusieran bajar el ISR a empresas y personas físicas (digamos al 15 -20% máximo),  y aumentar considerablemente el gasto en sectores estratégicos para combatir la pobreza, y para la competitividad y el desarrollo económico sostenible del país. ¿O vamos a escuchar sólo ñoñerías engoladas los próximos meses?

viernes, 3 de febrero de 2012

El programa económico de la izquierda

Sólo uno de los precandidatos presidenciales  ha tenido la audacia de revelar políticas y proyectos específicos que emprendería en caso de llegar a la presidencia de la República. Debemos agradecérselo; es el candidato de la izquierda. Su programa económico consiste en:  a) aumentar los subsidios a los combustibles automotrices e industriales, al igual que a la electricidad; b) mantener la prohibición de inversión privada en PEMEX, y fusionarla con CFE en un solo monopolio estatal; c) construir cinco nuevas refinerías; d) construir al menos dos trenes "bala"  (entenderíamos que son trenes de alta velocidad al estilo TGV o AVE, ya que el precandidato de la izquierda ha revelado  que irían a "300 kilómetros por hora"); e) eliminar el IETU; y,  d) no crear nuevos impuestos. De cualquier forma, y aunque no pueda tomarse demasiado en serio, es loable que inaugure en las campañas políticas  la expresión de contenidos tangibles.

El subsidio a las gasolinas y al diesel fue de 165 mil millones de pesos en 2011.  Entonces, suponiendo que duplica el subsidio para reducir los precios de la gasolina y el diesel, digamos, a seis pesos por litro en promedio, y  que el nivel internacional de precios se mantiene constante, durante su gobierno se destinarían unos 330 mil millones de pesos anuales a ese fin. Los subsidios a la electricidad montan aproximadamente 100 mil millones de pesos anuales. Supongamos que serían aumentados al doble, para que valga la pena, lo que ascendería a 200 mil millones de pesos anuales. Todo lo anterior, sin contabilizar los subsidios al gas natural que ha prometido a la industria.

Las refinerías cuestan alrededor de 10 mil millones de dólares cada una, o 130 mil millones de pesos. Como todo el mundo sabe, en la actualidad las refinerías no son rentables u operan con márgenes estrechísimos (el negocio es la extracción del petróleo). Por tanto, en cierta forma, podría considerarse un subsidio adicional. En total, los recursos asignados a las refinerías ascenderían a 650 mil millones de pesos, que anualizados en seis años resultan en 108 mil millones de pesos.

Por su parte, uno de los trenes "bala" iría de Palenque a Cancún (!) y  se extendería por 742 kilómetros (evidentemente no sería rentable, y por lo tanto también podría considerarse su costo como un subsidio)  e implicaría un gasto de aproximadamente 11 mil millones de dólares, o sea, 143 mil millones de pesos, de acuerdo a los costos estimados de inversión por kilómetro en trenes de alta velocidad en Japón, Francia, Alemania y España (unos 15 millones de dólares por kilómetro).  El otro tren "bala" iría del centro al norte del país  recorriendo al menos 2,500 kilómetros y tendría un costo de 37 mil millones de dólares, equivalentes a 487 mil millones de pesos. El costo anualizado de ambos sería de 105 mil millones de pesos. 

En materia fiscal, la eliminación del IETU significaría que las arcas públicas quedarían privadas de unos 60 mil millones de pesos anuales, que no serían compensados por otro impuesto en virtud de la promesa de no crear nuevos gravámenes.  Tenemos entonces que el costo de la nueva política económica de la izquierda, incluyendo todos los subsidios prometidos, las cinco refinerías, los dos trenes "bala", y la eliminación del IETU, equivaldría a la cifra cabalística de un poco más de 800 mil millones de pesos anuales, o el 22% del gasto público total referido a 2012.


Como fuentes de financiamiento para su programa económico el candidato de la izquierda propone  reducir los salarios de los funcionarios y empleados públicos a la mitad, medidas espartanas de austeridad, y  la eliminación de la corrupción y de privilegios fiscales - no ha dicho a cuáles se refiere, ni cómo piensa abolirlos.  Él calcula (no sabemos cómo) que le generarían los 800 mil millones de pesos necesarios.  Habría que considerar también otros costos de este programa, como la depauperación del capital humano y físico del gobierno así como de sus capacidades operativas (como ocurrió en el GDF), consecuencias regresivas sobre la distribución del ingreso, e implicaciones que se anticipan desastrosas en materia de sustentabilidad y medio ambiente, y sobre la competitividad  del país.  Esperemos que dicen los otros contendientes.